Bajo demanda
Entrevista en ADN:
Prolifera la cultura a la carta | El usuario personaliza sus contenidos tanto en la Biblioteca Nacional como en la Xbox
Por Cristina Castillón.
En la era del consumismo hedonista, las nuevas generaciones piden ver Perdidos en versión original subtitulada al minuto de emitirse en EE UU, no quieren pagar por escuchar a Amy Winehouse y desean jugar en red a la última versión de Callof Duty nada más llegar a casa del trabajo.
El pasado 2008 y el primer trimestre de 2009 han visto proliferar las webs, los proyectos y las empresas de contenidos culturales que personalizan su oferta. Se trata de un fenómeno en alza.
Autoimpresión
Pionera en España ha sido la Biblioteca Nacional, aliada con la plataforma Bubok, que ofrece desde hoy 85 obras a la carta de sus más de 18.000 libros digitalizados. Esta iniciativa -parecida a la que realizaron Random House Mondadori o Faber&Faber en Estados Unidos para revitalizar su fondo editorial- permite la descarga, la impresión, el envío y la posibilidad de crear un espacio personalizado.
"La principal ventaja de la impresión bajo demanda, explica Ángel María Herrera de Bubok, es que ahora cualquiera puede publicar. El autor sólo tiene que encargarse de escribir, darse a conocer y cobrar a final de mes (el 80 % de los beneficios totales)".
Ya sea en formato libro electrónico -en el último año ya han descargado más de 12.000 e-books- o en su versión digital para impresión a la carta, los editores y autores se pasan a la red. "Ya no tiene sentido producir libros que no se van a vender", afirma Herrera. Desde Publidisa, otra de las empresas precursoras, su director, Chema García, explica: "Los sistemas de impresión bajo demanda permiten a los editores maximizar sus recursos y poder invertir en nuevos proyectos y al consumidor adquirir un libro en el formato y el precio que más le convenga en cada momento y leerlo como, cuando y de la forma que quiera". Luis Collado, de Google Books, otra librería virtual, lo tiene claro: "Es el lector el que elige el medio y el formato que más le interesa". Sin embargo, no sólo se trata de e-literatura.
Cada vez son más las plataformas que ofrecen ocio audiovisual a la carta y online. Por ejemplo, Netflix, Vudu Amazon -que en breve sacará al mercado la versión Alta Definición- y recientemente Apple ofrecen películas y series en alta definición aprecios mini.
Streaming de calidad
Se visiona en streaming (sin descarga) tantas veces como uno quiera. Cadenas de televisión como HBO, Euro Sport o ABC -en nuestro país algunas producciones de Antena 3-, también se consumen a la carta. En Reino Unido, se contempla que más de 20 millones de británicos consumieron vídeos bajo demanda en 2008, un 27 % más que el año anterior. El paso de estos servicios del ordenador al televisor está desarrollándose, a través de los servicios IPTV, como Imagenio.
Videojuegos en red
Otro soporte para el consumo bajo demanda son las video-consolas. Las compañías (Nintendo con su Wii, Sony y su Play Station y Microsoft con la Xbox) se pelean por seducir a los usuarios. En breve, Microsoft, como explica Alejandro Camino, responsable de marketing, "perfeccionará sus servicios bajo demanda de la Xbox 360 con nuevos servicios".
Por ejemplo, a partir de septiembre, los más de 20 millones de usuarios de Life disfrutarán de videojuegos con los que jugar en comunidad, acceso are-des sociales, además de los contenidos televisivos y cinematográficos que ya ofrecía. El servicio Gold apenas llega a los 60 euros al año. "Nuestra experiencia nos demuestra que si el precio es justo, la gente quiere pagar por un buen servicio y contenidos elegidos por el propio consumidor"
¿Serán los productos bajo demanda la mejor forma de combatir la piratería? Medidas como la emprendida por la industria musical con Spotify o Last.fm o las alianzas de plataformas de visionado de vídeo con majors y televisiones podrían tener recorrido en la industria editorial, por ejemplo. "La clave está en ofrecer a los consumidores una propuesta en la que perciban valor", dice García, de Publidisa. Herrera, de Bubok, confirma: "Hay que ofrecer productos de calidad, si no la gente usará la piratería, como ha pasado con la música".
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