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LIBROS & TECNOLOGÍA

El presente y el futuro del libro

El presente y el futuro del libro

Este próximo miércoles día 21 estaremos por Alicante en una mesa redonda sobre el Presente y futuro del libro:

Presente y futuro del libro
Una reflexión alrededor del futuro del libro en la era electrónica a cargo de Joaquín Rodríguez
La mesa redonda
Los participantes
Joaquín Rodríguez

Doctor en Sociología, ha trabajado en instituciones culturales, museos, centros de investigación, universidades y, en los últimos quince años, en distintos grupos editoriales. Dirige el Máster en Edición de la Universidad de Salamanca y el Grupo Santillana de Ediciones; es director de la revista Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la Cultura. Dirige, asimismo, el proyecto de Digitalización y edición digital de revistas culturales para ARCE & Instituto Cervantes y trabaja como director y asesor de diversas colecciones de ficción y no ficción para editoriales como Paidós, Alea, Siglo XXI, Editex, Ibersaf, y otras. Fue Director de Ediciones y Contenidos Digitales de la Residencia de Estudiantes, CSIC, durante los años 2003-2006 y ocupó el cargo de Editor jefe de Santillana Formación (Grupo Santillana) durante los años 2000-2003. Previamente fue Director de Documentación del Grupo Santillana y Editor Ejecutivo en su división educativa. Soy autor de dos libros relacionados con este asunto: Edición 2.0. Los futuros del libro y Edición 2.0. Sócrates en el hiperespacio, ambos en la Editorial Melusina. Es autor del blog Los futuros del libro.

Javier Celaya

Socio fundador de Dosdoce.com y vicepresidente de la Asociación de Revistas Digitales de España (ARDE). Es autor del blog Comunicación cultural.

Chema García

Director comercial de Publidisa. Es autor del blog Libros y tecnología.

Enrique Rubio

Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alicante.Ha sido Profesor Visitante en varias universidades americanas y europeas.Presidente del Centro Internacional de Estudios sobre el Romanticismo Español e Hispanoamericano y Presidente de la Sociedad de Estudios sobre el Siglo XIX. Autor de varios libros y más de un centenar de artículos sobre prensa y literatura de los siglos XVIII,XIX y XX.En la actualidad es Director de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

La mesa redonda
La pregunta hoy en día ya no es si el libro electrónico sustituirá o no al libro en papel, si los soportes digitales usurparán al soporte de celulosa que nos acompaña desde hace más de cinco siglos, si Internet y la miríada de dispositivos digitales dedicados y no dedicados que nos cortejan se apropiarán en nuestra cultura del papel del papel. Por mucho que esa pregunta —y la respuesta que de ella se espera— tengan todo el atractivo y el tirón de un titular periodístico, no debería formularse, simplemente, en términos de reemplazo completo o de sucesión inmediata.

No cabe ya duda alguna —y esta es ya parte de la respuesta— que el siglo XXI es el de la era del libro electrónico o, por expresarlo de una manera más precisa, de los soportes electrónicos, y que el papel dejará de jugar en gran medida el cometido central que le hemos adjudicado —soporte al mismo tiempo informativo, acreditativo, estructurador del contenido y su significado, íntimo y público—, pero la pregunta debería dejar de formularse en singular para plantear la pluralidad de cuestiones que rodean este fenómeno y acotarlo, así, de manera más cabal y escrupulosa: ¿existen diferencias entre los tipos de contenidos y su tendencia a avenirse al formato digital? ¿Qué clase de contenidos, si esa diferencia existiera, serán sustituidos con más celeridad? ¿Qué otros perdurarán con más contumacia en el soporte papel? ¿Por qué no se ha producido ya la sustitución plena de los soportes si contamos desde hace ya una década con prototipos de libros electrónicos que, en principio, ofrecen las mismas propiedades y posibilidades que los libros en papel? Las resistencias al cambio que encontramos, ¿son simplemente el fruto de la obstinación de la industria editorial, temerosa de perder las certezas sobre las que se basa, o hay algún otro elemento más fundamental que no se haya tenido en cuenta y que esté afianzado de tal manera en nuestra manera de percibir las cosas que desafíe la revolución digital? ¿Cuánto tiempo durarán los libros tal como los conocemos, plausiblemente, teniendo en cuenta la constelación de factores que intervienen en el acto aparentemente solitario e intransitivo de la lectura? ¿Qué tienen que ver, a propósito, los hábitos lectores y su promoción con el libro electrónico y con la superabundancia de contenidos que podemos encontrar en los soportes digitales a un golpe de tecla?

Si parece indiscutible que nuestro siglo será el que vea la sustitución de los soportes y el apogeo de lo digital, conviene, sin embargo, que maticemos las preguntas y nos planteemos, más bien, en qué extensión y con qué amplitud se producirá ese reemplazamiento; cuándo resulta previsible que se produzca y a qué ritmo, seguramente desigual; qué ganamos y qué perdemos con el cambio y, sobre todo, con la amenaza que se cierne sobre la lectura tradicional y sus derivaciones cognitivas.


Los participantes
Joaquín Rodríguez

Doctor en Sociología, ha trabajado en instituciones culturales, museos, centros de investigación, universidades y, en los últimos quince años, en distintos grupos editoriales. Dirige el Máster en Edición de la Universidad de Salamanca y el Grupo Santillana de Ediciones; es director de la revista Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la Cultura. Dirige, asimismo, el proyecto de Digitalización y edición digital de revistas culturales para ARCE & Instituto Cervantes y trabaja como director y asesor de diversas colecciones de ficción y no ficción para editoriales como Paidós, Alea, Siglo XXI, Editex, Ibersaf, y otras. Fue Director de Ediciones y Contenidos Digitales de la Residencia de Estudiantes, CSIC, durante los años 2003-2006 y ocupó el cargo de Editor jefe de Santillana Formación (Grupo Santillana) durante los años 2000-2003. Previamente fue Director de Documentación del Grupo Santillana y Editor Ejecutivo en su división educativa. Soy autor de dos libros relacionados con este asunto: Edición 2.0. Los futuros del libro y Edición 2.0. Sócrates en el hiperespacio, ambos en la Editorial Melusina. Es autor del blog Los futuros del libro.

Javier Celaya

Socio fundador de Dosdoce.com y vicepresidente de la Asociación de Revistas Digitales de España (ARDE). Es autor del blog Comunicación cultural.

Chema García

Director comercial de Publidisa. Es autor del blog Libros y tecnología.

Enrique Rubio

Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Alicante.Ha sido Profesor Visitante en varias universidades americanas y europeas.Presidente del Centro Internacional de Estudios sobre el Romanticismo Español e Hispanoamericano y Presidente de la Sociedad de Estudios sobre el Siglo XIX. Autor de varios libros y más de un centenar de artículos sobre prensa y literatura de los siglos XVIII,XIX y XX.En la actualidad es Director de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.


La mesa redonda
La pregunta hoy en día ya no es si el libro electrónico sustituirá o no al libro en papel, si los soportes digitales usurparán al soporte de celulosa que nos acompaña desde hace más de cinco siglos, si Internet y la miríada de dispositivos digitales dedicados y no dedicados que nos cortejan se apropiarán en nuestra cultura del papel del papel. Por mucho que esa pregunta —y la respuesta que de ella se espera— tengan todo el atractivo y el tirón de un titular periodístico, no debería formularse, simplemente, en términos de reemplazo completo o de sucesión inmediata.

No cabe ya duda alguna —y esta es ya parte de la respuesta— que el siglo XXI es el de la era del libro electrónico o, por expresarlo de una manera más precisa, de los soportes electrónicos, y que el papel dejará de jugar en gran medida el cometido central que le hemos adjudicado —soporte al mismo tiempo informativo, acreditativo, estructurador del contenido y su significado, íntimo y público—, pero la pregunta debería dejar de formularse en singular para plantear la pluralidad de cuestiones que rodean este fenómeno y acotarlo, así, de manera más cabal y escrupulosa: ¿existen diferencias entre los tipos de contenidos y su tendencia a avenirse al formato digital? ¿Qué clase de contenidos, si esa diferencia existiera, serán sustituidos con más celeridad? ¿Qué otros perdurarán con más contumacia en el soporte papel? ¿Por qué no se ha producido ya la sustitución plena de los soportes si contamos desde hace ya una década con prototipos de libros electrónicos que, en principio, ofrecen las mismas propiedades y posibilidades que los libros en papel? Las resistencias al cambio que encontramos, ¿son simplemente el fruto de la obstinación de la industria editorial, temerosa de perder las certezas sobre las que se basa, o hay algún otro elemento más fundamental que no se haya tenido en cuenta y que esté afianzado de tal manera en nuestra manera de percibir las cosas que desafíe la revolución digital? ¿Cuánto tiempo durarán los libros tal como los conocemos, plausiblemente, teniendo en cuenta la constelación de factores que intervienen en el acto aparentemente solitario e intransitivo de la lectura? ¿Qué tienen que ver, a propósito, los hábitos lectores y su promoción con el libro electrónico y con la superabundancia de contenidos que podemos encontrar en los soportes digitales a un golpe de tecla?

Si parece indiscutible que nuestro siglo será el que vea la sustitución de los soportes y el apogeo de lo digital, conviene, sin embargo, que maticemos las preguntas y nos planteemos, más bien, en qué extensión y con qué amplitud se producirá ese reemplazamiento; cuándo resulta previsible que se produzca y a qué ritmo, seguramente desigual; qué ganamos y qué perdemos con el cambio y, sobre todo, con la amenaza que se cierne sobre la lectura tradicional y sus derivaciones cognitivas.

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