Contrastante sobreoferta editorial con la dificultad de captar lectores
Contrastante sobreoferta editorial con la dificultad de captar lectores
■ Recomienda empresario explorar alternativas en Internet y en otras tecnologías
■ Nada existe todavía que ofrezca la seducción de tener un ejemplar en las manos, aclara especialista
Ericka Montaño Garfias
¿Existe la sobreproducción editorial? ¿Existen alternativas? Esas fueron las preguntas centrales de la primera mesa del Encuentro del libro y la lectura: El desafío editorial, que se realizó el martes por la noche, víspera del Día Mundial del Libro que se conmemoró ayer.
Durante tres días editores, promotores de lectura y libreros analizan la situación del libro en México y los otros temas son El precio único del libro y Editores independientes.
¿Sobreproducción? De acuerdo con cifras de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana, en 2006, se publicaron 7 mil 830 novedades editoriales tan sólo en el sector privado y hacen falta puntos de venta.
Abordar el tema de la sobreproducción implica hablar sobre la autorregulación editorial y esto lleva a un nuevo problema: ¿quién y cómo decide lo que se publica o no se publica?
Para Alejandro Zenker, director general de Servicios Editoriales y Ediciones del Ermitaño, el tema de la sobreproducción es realmente una estupidez, el problema real al que estamos enfrentados es la fata de lectores, la falta de políticas destinadas a crear genuinos lectores. Las editoriales no están preocupadas por la generación de lectores sino de compradores de libros. Hay una gran diferencia entre los compradores de libros y los verdaderos lectores.
Pedro Pablo Martínez, promotor cultural, actuó como moderador de esta mesa y subrayó que existe una cantidad enorme de títulos y volúmenes, contrastada con la dificultad para que se logre ese punto de encuentro entre el libro y el lector.
Hacerlos menos efímeros
Al respecto, Alejandro Ramírez, gerente de compras de librerías Gandhi, manifestó: No sé si haya sobreproducción de libros, lo que sí estoy claro es que la oferta que presenta el mercado editorial es amplísima y quizá no va de acuerdo con la demanda del mercado.
La preocupación, añadió, es qué va a pasar con la competencia de libros y la oferta de las editoriales. Lo que ocurre es una librofagia: unos libros se comen a otros, compiten por un espacio de exhibición, y en las librerías son como inquilinos que tienen que pagar una renta. Tener muchos libros significa que muchos pasarán inadvertidos.
Esta situación hace que los libros se conviertan en productos perecederos, que están en las mesas de novedades 45 o 60 días y después ocupan otro lugar.
Cuando ya no son novedades pasan a ser fondo de las librerías y cuando tenemos suerte se vuelven nuevos clásicos, por ejemplo Las crónicas de Narnia o El señor de los anillos, que se vieron catapultados en las ventas como consecuencia de las películas que se hicieron de ellos.
Tan sólo en las librerías Gandhi la base de datos de títulos vivos es de más de 400 mil, mientras que la del catálogo histórico es de dos millones.
Es una barbaridad la que estamos recibiendo constantemente, no sólo de las editoriales establecidas, sino también de editores independientes, ediciones de autor.
La solución, dijo, es replantear si la oferta que las editoriales presentan es congruente con el mercado o el consumo que existe. Limitar de común acuerdo el número de los nuevos títulos creo que una decisión de ese tipo permitiría que los libros estuviesen exhibidos más tiempo, hacerlos menos efímeros.
Alejandro Zenker señaló a su vez que una medida de este tipo implica un nuevo problema: Las grandes editoriales quieren erigirse en censores, regirse únicamente en el criterio de venta y esto no va por ahí. Este tipo de concepciones de esas editoriales de los fabricantes de libros con base en papel es lo que nos ha llevado a esas grandes imbecilidades, como la creación de la megabiblioteca.
El camino alterno es que las editoriales comiencen a ver en Internet una forma de difusión de sus libros, apoyarse en la edición sobre pedido y comenzar a ver en general las nuevas tecnologías, entre ellas el libro en soporte electrónico y no en papel, puntualizó el editor.
En ese mismo sentido se manifestó el consultor Enrique Richter, quien señaló que el libro en soporte papel crea desequilibrios por la sobreoferta y la falta de demanda.
Sin embargo, como dijo Alejandro Ramírez, todavía no existe algo que ofrezca la seducción de tener un libro en las manos.
La mesa de este jueves fue acerca del precio único del libro, y el viernes concluye el ciclo con la mesa ¿Alternativa?: Editores independientes, a las 19 horas en Donceles 66, a unos pasos del metro Allende.
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