Aprueba Senado el precio único del libro
Vía: Milenio.com
La Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que el ex presidente Vicente Fox vetara en el tramo final de su mandato, fue retomada y aprobada ayer por sólo dos votos en contra.
30-Abril-08
El Senado aprobó con sólo dos votos en contra y cinco abstenciones del PAN, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que fija el precio único para el mercado editorial nacional. Con ello, se ha ignorado un veto presidencial al dejar sin efecto las observaciones que hizo en su momento Vicente Fox a esta legislación.
Se reservó un artículo en lo particular para modificar el precio único y reducirlo, cuando se trate de libros editados, importados, antiguos, usados o descatalogados, cuando tengan 18 meses de anterioridad.
Casi un mes después de que la mesa directiva del Senado pospuso la aprobación del dictamen para buscar agregar un artículo transitorio para que el mecanismo de precios únicos se ponga a prueba por tres años y sea vigilado por la Comisión Federal de Competencia. (Cofeco), sin embargo esto no ocurrió y no hubo modificaciones.
El entonces presidente Vicente Fox vetó la legislación al considerar que fomentaba prácticas monopólicas, en tanto que las comisiones dictaminadoras encabezadas por el ex secretario de Energía, Fernando Elizondo , desoyeron los argumentos del Ejecutivo y aseguraron que esta ley genera competitividad.
En tribuna, Elizondo defendió que el Senado haya ignorado el veto presidencial, al afirmar que éste difiere de manera respetuosa de las observaciones hechas en su momento por el Ejecutivo, pero lo que vale la pena destacar aquí es que con esta ley se pretende revertir la concentración del comercio del libro de alto volumen en pocos canales de distribución.
El regiomontano advirtió, sin embargo, que no serán ignorados quienes advierten de posibles consecuencias negativas por esta medida: el Congreso y en especial el Senado deberemos permanecer atentos al comportamiento de la actividad de edición, distribución y venta de libros y a la evolución de los precios en el mercado respectivo, para que si en cualquier momento se dieran efectos adversos no deseados, se hagan las correcciones pertinentes mediante las reformas que procedan.
En la bancada panista dos legisladores votaron en contra, Ulises Ramírez y Blanca Judith Díaz, en tanto que cinco más se abstuvieron y fue José González Morfín quien se reservó el artículo 26 para su modificación, lo que fue avalado por el pleno.
Se propuso reducir de tres años a 18 meses la posibilidad de disminuir los precios de aquellos libros antiguos, usados, descatalogados, agotados y artesanales, a fin de no afectar la operación financiera de las pequeñas librerías.
El dictamen aprobado y que ya no podrá ser vetado por el Ejecutivo, establece que el precio único es expresión de la necesidad de establecer bases que le confieran sustentabilidad a toda la cadena del libro, desde el autor hasta el lector potencial, y no que el mercado esté centrado únicamente en los principios de la competencia de precios.
El entonces titular del Ejecutivo, regresó el primero de septiembre del 2006 el proyecto de Ley de vuelta al Congreso, al considerar, entre otras premisas, que los precios únicos en los libros generan inequidad y sugirió que ciertos productores abusan de su poder de mercado para imponerle a los consumidores condiciones de calidad y precio menos favorables que en situaciones de libre competencia.
Sostuvo además que la disminución artificial de precios que se ofertan en las grandes librerías y en las más de 3 mil tiendas, han contribuido al cierre paulatino de librerías tradicionales, impiden el desarrollo de nuevos puntos de venta, inhibe la comercialización de nuevos nichos y desincentiva la venta especializada de títulos y ejemplares codiciados.
Para elaborar esta propuesta y defenderla frente al veto presidencial, los senadores tomaron como ejemplo países como España, Francia, Alemania y Argentina, donde el precio único permite sustentabilidad en la cadena del libro y fomenta la producción editorial.
Los casos de Francia e Inglaterra, según Jorge Herralde
Hace apenas unos días, el editor español Jorge Herralde, fundador en 1969 del sello Anagrama, dijo que la historia ha demostrado que el precio fijo para el libro es absolutamente beneficioso e imprescindible para el menú cultural de la sociedad. En una conferencia organizada en Barcelona, el editor se declaró defensor acérrimo del precio fijo y lo argumentó citando los casos de Francia e Inglaterra.
A su juicio, en Francia, gracias a la instauración de esta modalidad, las librerías cuentan con una oferta muy diversa, que incluye desde los títulos más comerciales a los más difíciles o minoritarios, mientras que en Inglaterra, donde no se aplica, las librerías son un desastre, clónicas. (En clara alusión al hecho de que las editoriales pequeñas e independientes no tienen mayor representatividad en sus mesas de novedades, y de que se hace cargo solamente de los títulos más exitosos del momento, que no siempre son los mejores).
El descubridor de varios de los autores más prestigiosos del panorama literario hispanoamericano actual, cree que hay gente interesada en torpedear el precio fijo, que -dijo- seguirá siendo un dique de ayuda para nuevos autores, para librerías independientes y para los lectores, que tendrán una mayor diversidad de libros.
Durante su conferencia, en la que aseveró que Barcelona, a pesar de todo, continúa siendo con enorme diferencia la capital cultural de la edición literaria en castellano, Herralde insistió en que las administraciones deben trabajar para conservar los archivos de escritores que fallecen o de editoriales que cierran. En este sentido, subrayó que ha mantenido contacto con otros colegas para iniciar negociaciones en ese sentido.
Con algunos toques de ironía, Herralde repasó su trayectoria y consideró que la apuesta por la calidad sigue siendo viable y, a veces, rentable, agregando que el editor es un animal estrábico obligatoriamente, puesto que debe tener un ojo en el comercio y otro en la literatura.
Herralde ha sido el editor de autores como el polaco Ryszard Kapuscinski, el chileno Roberto Bolaño o los españoles Enrique Vila-Matas, Rafael Chirbes o Sergi Pàmies. (EFE / Redacción)
México Liliana Padilla
La Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que el ex presidente Vicente Fox vetara en el tramo final de su mandato, fue retomada y aprobada ayer por sólo dos votos en contra.
30-Abril-08
El Senado aprobó con sólo dos votos en contra y cinco abstenciones del PAN, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que fija el precio único para el mercado editorial nacional. Con ello, se ha ignorado un veto presidencial al dejar sin efecto las observaciones que hizo en su momento Vicente Fox a esta legislación.
Se reservó un artículo en lo particular para modificar el precio único y reducirlo, cuando se trate de libros editados, importados, antiguos, usados o descatalogados, cuando tengan 18 meses de anterioridad.
Casi un mes después de que la mesa directiva del Senado pospuso la aprobación del dictamen para buscar agregar un artículo transitorio para que el mecanismo de precios únicos se ponga a prueba por tres años y sea vigilado por la Comisión Federal de Competencia. (Cofeco), sin embargo esto no ocurrió y no hubo modificaciones.
El entonces presidente Vicente Fox vetó la legislación al considerar que fomentaba prácticas monopólicas, en tanto que las comisiones dictaminadoras encabezadas por el ex secretario de Energía, Fernando Elizondo , desoyeron los argumentos del Ejecutivo y aseguraron que esta ley genera competitividad.
En tribuna, Elizondo defendió que el Senado haya ignorado el veto presidencial, al afirmar que éste difiere de manera respetuosa de las observaciones hechas en su momento por el Ejecutivo, pero lo que vale la pena destacar aquí es que con esta ley se pretende revertir la concentración del comercio del libro de alto volumen en pocos canales de distribución.
El regiomontano advirtió, sin embargo, que no serán ignorados quienes advierten de posibles consecuencias negativas por esta medida: el Congreso y en especial el Senado deberemos permanecer atentos al comportamiento de la actividad de edición, distribución y venta de libros y a la evolución de los precios en el mercado respectivo, para que si en cualquier momento se dieran efectos adversos no deseados, se hagan las correcciones pertinentes mediante las reformas que procedan.
En la bancada panista dos legisladores votaron en contra, Ulises Ramírez y Blanca Judith Díaz, en tanto que cinco más se abstuvieron y fue José González Morfín quien se reservó el artículo 26 para su modificación, lo que fue avalado por el pleno.
Se propuso reducir de tres años a 18 meses la posibilidad de disminuir los precios de aquellos libros antiguos, usados, descatalogados, agotados y artesanales, a fin de no afectar la operación financiera de las pequeñas librerías.
El dictamen aprobado y que ya no podrá ser vetado por el Ejecutivo, establece que el precio único es expresión de la necesidad de establecer bases que le confieran sustentabilidad a toda la cadena del libro, desde el autor hasta el lector potencial, y no que el mercado esté centrado únicamente en los principios de la competencia de precios.
El entonces titular del Ejecutivo, regresó el primero de septiembre del 2006 el proyecto de Ley de vuelta al Congreso, al considerar, entre otras premisas, que los precios únicos en los libros generan inequidad y sugirió que ciertos productores abusan de su poder de mercado para imponerle a los consumidores condiciones de calidad y precio menos favorables que en situaciones de libre competencia.
Sostuvo además que la disminución artificial de precios que se ofertan en las grandes librerías y en las más de 3 mil tiendas, han contribuido al cierre paulatino de librerías tradicionales, impiden el desarrollo de nuevos puntos de venta, inhibe la comercialización de nuevos nichos y desincentiva la venta especializada de títulos y ejemplares codiciados.
Para elaborar esta propuesta y defenderla frente al veto presidencial, los senadores tomaron como ejemplo países como España, Francia, Alemania y Argentina, donde el precio único permite sustentabilidad en la cadena del libro y fomenta la producción editorial.
Los casos de Francia e Inglaterra, según Jorge Herralde
Hace apenas unos días, el editor español Jorge Herralde, fundador en 1969 del sello Anagrama, dijo que la historia ha demostrado que el precio fijo para el libro es absolutamente beneficioso e imprescindible para el menú cultural de la sociedad. En una conferencia organizada en Barcelona, el editor se declaró defensor acérrimo del precio fijo y lo argumentó citando los casos de Francia e Inglaterra.
A su juicio, en Francia, gracias a la instauración de esta modalidad, las librerías cuentan con una oferta muy diversa, que incluye desde los títulos más comerciales a los más difíciles o minoritarios, mientras que en Inglaterra, donde no se aplica, las librerías son un desastre, clónicas. (En clara alusión al hecho de que las editoriales pequeñas e independientes no tienen mayor representatividad en sus mesas de novedades, y de que se hace cargo solamente de los títulos más exitosos del momento, que no siempre son los mejores).
El descubridor de varios de los autores más prestigiosos del panorama literario hispanoamericano actual, cree que hay gente interesada en torpedear el precio fijo, que -dijo- seguirá siendo un dique de ayuda para nuevos autores, para librerías independientes y para los lectores, que tendrán una mayor diversidad de libros.
Durante su conferencia, en la que aseveró que Barcelona, a pesar de todo, continúa siendo con enorme diferencia la capital cultural de la edición literaria en castellano, Herralde insistió en que las administraciones deben trabajar para conservar los archivos de escritores que fallecen o de editoriales que cierran. En este sentido, subrayó que ha mantenido contacto con otros colegas para iniciar negociaciones en ese sentido.
Con algunos toques de ironía, Herralde repasó su trayectoria y consideró que la apuesta por la calidad sigue siendo viable y, a veces, rentable, agregando que el editor es un animal estrábico obligatoriamente, puesto que debe tener un ojo en el comercio y otro en la literatura.
Herralde ha sido el editor de autores como el polaco Ryszard Kapuscinski, el chileno Roberto Bolaño o los españoles Enrique Vila-Matas, Rafael Chirbes o Sergi Pàmies. (EFE / Redacción)
México Liliana Padilla
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