El futuro del libro y el reto digital
Extracto del Estudio “El Futuro del Libro”.(Estudio completo en: http://www.ucm.es/info/especulo/numero5/futlibro.htm)
Joaquín Mª Aguirre Romero
Departamento de Filología Española III
Facultad de Ciencias de la Información - Universidad Complutense de Madrid (…) Muchos se preguntan: ¿cuál es el futuro del libro ante la llegada de esta nueva tecnología? La respuesta no es fácil, si se formula así la pregunta. Creo que no es la forma adecuada de enfrentarse a una situación de este tipo, especialmente cuando los debates se tiñen de un cierto tono melodramático, angustiado, como si fuera el fin de algo. Por el contrario, creo que es más productivo y más esclarecedor tener en cuenta las siguientes consideraciones:
- Cualquier sistema o soporte que contribuya a una mejora de la circulación social de la información cumple su requisito de favorecedor del florecimiento de la cultura. La digitalización combinada con las infraestructuras de redes son un nuevo y poderoso canal de distribución de la información que permitirá compartir más entre más.
- No debemos confundir los libros con eso que llamamos cultura. El libro es el elemento material que sirve, entre otros muchos, para hacer circular la información que constituye nuestra cultura. Esa cultura que hoy tenemos en forma de papel encuadernado puede haber pasado, como la Odisea, por un estado de oralidad, por papiros, pergaminos y papel, por voces, manuscritos e impresos. Hoy ya está en soporte digital y sigue tan fresca como hace casi tres mil años.
- Los nuevos soportes están permitiendo recuperar mucha información de etapas anteriores (digitalizaciones de archivos y fondos de bibliotecas) y haciéndola circular socialmente. En este sentido, muchas obras inaccesibles para la gran mayoría están a disposición de todos.
- ¿Cómo se verán afectados los libros?: como hemos señalado, hay muchos tipos de libros y, evidentemente, no todos se verán afectados de la misma manera. Como ya es posible apreciar en estos momentos, las obras de referencia (enciclopedias, diccionarios, etc.) son, en principio las más afectadas. Grandes volúmenes de información resultan más manejables y rentables, para el que los fabrica y para el que los utiliza, en este tipo de soportes.
- Quizá no sea inteligente pensar en los nuevos productos culturales desde la analogía con el libro, es decir, como rivales. La revolución digital está más allá de una rivalidad con el libro. Quizá lo que debamos hacer es plantearnos qué tipo de potencialidades creativas es capaz de desarrollar, es decir, si puede dar lugar a nuevos elementos que satisfagan nuestras necesidades culturales, por un lado, y permitan solventar aquellos problemas que las tecnologías anteriores no permitieron.
- El libro es un soporte que se ha ido depurando a lo largo de la historia. Este proceso de evolución lo convierte en un instrumento altamente funcional y difícil de sustituir en muchos de sus cometidos. Mientras cumpla sus funciones mejor que cualquier otro soporte, el libro se mantendrá. Será sustituido en aquellas funciones específicas en los que otro soporte obtenga resultados mejores. Así ha sido siempre.
- desde el punto de vista de la literatura, este concepto está muy identificado con el soporte que permitió su desarrollo social. Como señala Roger Chartier, «los autores no escriben libros; no, escriben textos que se transforman en objetos escritos, manuscritos, grabados, impresos...» [ 4 ]. Creo que la capacidad humana de elevar a un nivel expresivo cualquier elemento material, desde la arcilla a la palabra, también podrá actuar sobre estos nuevos soportes. Quizá de lo que debamos ocuparnos no sea tanto de saber cómo afectarán a la literatura, sino de buscarles un nuevo nombre o categoría.
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