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LIBROS & TECNOLOGÍA

Balance de la temporada por Pretextos y RBA

Balance de la temporada por Pretextos y RBA

Vía:El Cultural

Joaquín Palau (RBA) y Manuel Borrás (Pre-Textos) rinden cuentas


Aunque en estas fechas se vende un 30 por ciento del total del año en España, la temporada literaria está a punto de acabar. Por eso, y antes de que nos abrumen los lanzamientos de otoño, dos de nuestros más destacados editores, Joaquín Palau (RBA) y Manuel Borrás (Pre-Textos), hacen balance de cifras y ventas, y hablan sin pudor de la crisis, los espejismos del mercado y las modas, y de las grandes sorpresas y decepciones de un curso editorial que no todos han logrado aprobar.

Amable y generoso hasta la perversión, resulta muy fácil imaginar a Manuel Borrás (Valencia, 1952) en uno de los grandes salones de la Ilustración, alentando a los Voltaire y Diderot de turno a sacar lo mejor de sí . En realidad, lo hace aquí y ahora, con jóvenes pensadores y poetas de las dos orillas. Joaquín Palau (Barcelona, 1958), en cambio, derrocha energía y maneras de alto ejecutivo de Wall Street, y sabe tanto de libros como de cuentas de resultados. Mientras Borrás creó hace 32 años la editorial Pre-Textos, junto a Manuel Ramírez y Silvia Pratdesaba, y se ha convertido en referencia de todos los pequeños sellos independientes por su exigencia, Palau abandonó Destino hace algo menos de dos años para encabezar un proyecto editorial de envergadura: crear de la nada un nuevo sello, RBA Libros, en el seno de un macrogrupo volcado en la rentabilidad de todos sus productos pero que también exige calidad. En algo coinciden: pocos conocen como ellos el mercado editorial y sus miserias.

–¿Qué impresión les deja la temporada a punto de terminar?
–Manuel Borrás: Me parece que este año se ha publicado buena literatura, aunque quizá en una menor proporción a la literatura que a mi juicio no pasa la prueba del nueve. También se han seguido publicando buenas obras, entre ellas algún gran libro, aunque como lector, y no como editor, a mí me siguen sobrando muchos, demasiados. Las mesas de novedades me tienen muy aburrido.
–Joaquín Palau: Mi impresión también es buena, aunque es cierto que en términos editoriales han dominado la temporada, al menos los últimos meses, lanzamientos estratosféricos de novelas como las de Ruiz Zafón o Ken Follet, que han frenado la venta de otras propuestas literarias. El mercado está sufriendo un poco la crisis, pero en cuanto a aportaciones literarias estamos como cualquier otro año.

–Eso es estupendo, pero ¿cuáles han sido sus cifras esta temporada, a cuántos autores españoles han publicado y con qué tiradas?
–J. Palau: Desde septiembre de 2007 hemos publicado 70 títulos, de los cuales 30 eran españoles, con una tirada media de 5.750 ejemplares.
–M. Borrás: En nuestro caso han sido 56, de los que 24 eran españoles y 32 extranjeros, y nuestra tirada media es de 2.000.

–¿Y cuáles han sido sus libros más vendidos?
–M. Borrás: La manía, de Andrés Trapiello (unos 5.000 ejemplares); El cuarto de los niños, de Ángel Vázquez (2.000) y Verano tardío, de Adalbert Stifter (1.500), aunque este último acaba de salir. También se han empezado a vender de manera mucho más sostenida los libros de Darío Jaramillo.
–J. Palau: Sin lugar a dudas nuestra estrella ha sido Las benévolas, de Jonathan Littell, con 100.000 ejemplares; Una novela de barrio, de González Ledesma, con 40.000, y Reyes Calderón con Los crímenes del número primo y 30.000 ejemplares. También hemos tenido, en el caso de Cristina Grande, un éxito importante de crítica, que se está traduciendo ya en ventas.

¿Quién dijo crisis?
–Tu quoque? ¿También en el sector editorial, de la palabra innombrable, de la crisis, nada de nada?
–M. Borrás: A nosotros no nos ha afectado, porque los resultados hasta ahora son positivos. Pre-Textos, en lo que llevamos de ejercicio, está vendiendo un 13 o un 15 por ciento más.
–J. Palau: Bueno, yo creo que el sector sí está sintiendo la crisis; más aún, creo que se empezó a notar en diciembre. Cada vez se venden más ejemplares de menos títulos, y en cambio cuesta mucho mantener esa literatura de calidad que antes te podía ofrecer entre 5.000 y 15.000 ejemplares. Apoyar a ese grupo de autores que sin ser grandes éxitos permiten gestionar con sus ventas su obra cuesta cada vez más. Además, hoy el librero devuelve los libros con mayor anticipación y en más cantidad, así que la crisis por ahora nos la estamos lavando dentro del sector.

–¿Y cómo la enfrentan los editores, en qué lo va a notar el lector?
–J. Palau: A diferencia de las crisis de hace quince años, que algunos grupos solventaban editando más, hoy todos los grandes grupos estamos revisando nuestros presupuestos y programaciones. En el caso de RBA hemos reducido en todos los sellos de la casa, con la excepción de Gredos, un 25 por ciento la programación entre junio y noviembre de 2008.

–Con todo, ¿cuáles han sido las mayores sorpresas de la temporada?
–M Borrás. Para Pre-Textos, el gran paso adelante en lo que al público respecta de un autor como Darío Jaramillo, y también la edición de El verano tardío, de Adalbert Stifter, del que existía una añeja y mala traducción de los años 40.
J. Palau: Para mí, el salto cualitativo de Cristina Grande. Esta temporada creo que no ha habido grandes sorpresas. Si miramos las listas de los más vendidos siempre estamos hablando de lo mismo. Con excepciones: creo que Vida y destino de Grossman (Círculo de Lectores/Galaxia) y Las benévolas han producido un impacto lector por encima de lo normal. No puedo catalogar El niño con el pijama de rayas de sorpresa literataria, porque no a está a la altura narrativa de los mencionados. Y la novela negra, que ha dado un salto adelante.

Descubrimientos y decepciones
–¿Y decepciones?
–M. Borrás: Para mí, en lo que a mi fondo atañe, la mayor decepción es que un escritor de la envergadura y la importancia del italiano Mario Rigoni Stern, que acaba de fallecer y del que yo he publicado dos libros, no sólo no haya vendido nada sino que no haya suscitado el más mínimo eco.

–¿Y de qué descubrimiento están más orgullosos?
–J. Palau: En nuestro caso hay tres libros de los que, en escalas distintas, nos sentimos especialmente felices: uno es Naturaleza infiel, de Cristina Grande: si alguna voz nueva, distinta, personal, ha nacido en el panorama literario español esta temporada, es la de Cristina Grande. Por otro lado está Reyes Calderón, que nos ha demostrado,con un thiller sorprendente, que es una autora de raza y con mucho futuro. Y en tercer lugar, y aunque no se haya vendido tan bien, La última hora del último día, de Jordi Soler, que merece convertirse en un gran éxito.
–M. Borrás: Hay un autor nuestro, Javier Montes, que es muy prometedor en el campo de la narrativa. Como poetas, por ejemplo, Guillemor López o Juan Manuel Romero, que son muy jóvenes y con obras en ciernes muy interesantes.

–¿Y ajenos, qué libros, qué autores, a qué editoriales envidian?
–M Borrás: Pues a mí me gustaría destacar la labor benemérita que está realizando con la creación joven Random House Mondadori, con autores como Julián Rodríguez Marcos, con Cultivos. Entre los poetas, Sandra Santana o Mercedes Cebrián, aunque seguro que me olvido de muchos autores interesantes...
–J. Palau: No pueden considerarse descubrimientos ni sorpresas, pero destacaría a Fernando Aramburu, y a Juan Casavella...

–Dos autores de calidad que aún no son de lectura mayoritaria... ¿tienen razón los que aseguran que la literatura en España es hoy sólo cuestión de modas?
–J. Palau: La literatura de calidad no es cuestión de modas, lo que no quiere decir que no haya modas en la literatura, sobre todo en la comercial, pero son movimientos paralelos que no siempre perjudican. Tampoco creo que, por ejemplo, Almudena Grandes tenga que preocuparse mucho porque Ken Follett haya vendido un millón de ejemplares, ya que son compatibles.

El vértigo de la moda
–M. Borrás: Yo creo que no, que hay que distinguir siempre la auténtica literatura de la estereotipada. Ahora, por desgracia, sí que es cierto que la moda sigue teniendo su impronta, ya no sólo en la literatura como producto literario, sino como producto editorial. A mí me llama muchísimo la atención cómo determinados editores crean sus fondos a golpe de dossieres de prensa internacionales, sin arriesgar un criterio propio. Apostar a caballo ganador es muy fácil, pero desde el punto de vista de lo que tiene que ser un editor, que es o debería ser un rastreador, un buen sabueso, eso no conlleva ningún tipo de emoción.

El editor frente y con el mercado
–¿Y qué importancia tiene el mercado en su trabajo como editor?
–M Borrás: Yo como editor siempre hago la distinción que le robo a Juan Ramón Jiménez y explico que no editamos para el público sino para lectores. Pero, ¿qué es el mercado? Si son las cuentas de resultados, claro que es importante, porque nos permite la supervivencia, pero muchas veces hay una apelación al mercado ocultando algo más esencial en una época perversa en que la sociología precede a la verdad. Los metidos a sociólogos nos dicen que éste es el perfil de lo que están deseando leer las señoras de 18 a 45 años. Y eso se lo creen algunos editores y hacen obras para ese supuesto público.
–J. Palau: Bueno, yo creo que estamos obligados a ser muy sensibles a los movimientos del mercado y a los intereses de los lectores, que son muchos y muy diversos, y mutables; tenemos que ver también cómo trabaja la competencia, y en qué han acertado y de qué manera... Sin embargo, tengo que destacar que la lista de los libros más vendidos no determina nuestra política editorial. En general las buenas editoriales, independientes o de grupo, cuando cuentan con un proyecto bien definido, con colecciones coherentes y sensatas, prefieren mantener esas líneas y no dar bandazos.

–¿Y qué tal se defiende el autor del mercado, le condiciona mucho?
–J. Palau: Depende del autor. Yo he conocido a escritores que te presentan una novela a medio escribir argumentando que se parece a otra que fue un éxito de ventas. También hay grandes escritores, la mayoría, que tienen su propio camino bien trazado y no se dejan influir en el sentido estúpido de la palabra, porque suelen ser leales a su propio concepto de la literatura.
–M. Borrás: Yo me temo que sí hay gente que se deja comprar aunque también hay quien firma contratos millonarios y no se deja chantajear, y sigue siendo el escritor que siempre ha sido, mientras otros, que suelen ser mediocres, incluso estarían decididos a escribir aquello que ese hipotético público les está demandando. Si la pregunta es si se puede estar haciendo una literatura de corte y confección dirigida a captar un público, pues sí, pero ese público cautivo es circunstancial: al lector verdadero nunca se le da gato por liebre. Al resto me temo que se le engaña demasiado.

Demasiados valores efímeros
–¿Así que reconoce que se da, que damos, mucho gato por liebre?
–M. Borrás: Yo creo que sí, que se está apostando por valores muy efímeros. Si revisáramos lo que hace un lustro se ponderaba en la prensa diaria como literatura indiscutible nos llevaríamos muchas sorpresas.Es lo mismo que pasó hace una década con el boom de la literatura cubana: cada tres meses se descubría un nuevo genio indiscutible de la narrativa cubana contemporánea. Y eso se puede extrapolar a la literatura polaca, a la francesa...
–J. Palau: A mí lo que me da coraje es que se alabe una novela fallida sólo por el prestigio de su autor, mientras se maltratan obras espléndidas de autores poco conocidos.

–Pues, para intentar a evitar esos errores, ¿por qué no nos adelantan los títulos con los que van a sorprendernos el próximo otoño?
–J. Palau: Yo destacaría dos novelas: una magnífica de Alberto Manguel, Todos los hombres son mentirosos, maravillosamentre escrita, con muchos guiños literarios, y con una trama original, fresca, culta... . El segundo sale en septiembre, Los guardianes del libro, de Geraldine Brooks, una novela que intenta reconstruir las aventuras y desventuras de un manuscrito judío antiquísimo.
–M. Borrás: Yo también voy a mencionar varios títulos... Hay un libro que rinde homenaje al amigo que se fue, al espléndido poeta José Watanabe, y es su obra reunida. También lanzaremos la poesía reunida, para que la disfrute, de Muñoz Rojas, y después, insistiendo en otro de nuestros muertos recientes, Mario Rigoli Stern: aunque no he vendido nada de sus libros anteriores, voy a publicar un libro delicioso, no muy extenso, que se llama Estaciones.

–¿Y qué libros les van a acompañar estas vacaciones?
–M. Borrás: Voy a tener pocas vacaciones, pero aunque en estas fechas evito leer profesionalmente, me van a acompañar alguno de los originales que tengo pendientes de lectura, sobre todo de gente muy amiga. También me llevaré, como siempre, alguno de mis libros de cabecera, como Las meditaciones de Marco Aurelio, los Ensayos de Pascal, de Montaigne, algún clásico castellano...
–J. Palau: Yo me voy a llevar dos manuscritos, la Historia de España que nos está terminando Ruiz Doménech, un libro extenso, importante, que quiero leer de la cruz a la raya, y la próxima novela de Reyes Calderón. Como lectura personal y privada, los Ensayos de Montaigne.

Nuria AZANCOT

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