El declive de las viejas librerías
vía El País Galicia
En Galicia han cerrado más de cuarenta librerías en el último año y medio. Los propietarios lo atribuyen fundamentalmente a un motivo: la gratuidad de los libros de texto implantada por la Consellería de Educación desde que socialistas y nacionalistas alcanzaron el Gobierno, en agosto de 2005. Pero también influyen otras causas muy dispares. Hace dos semanas, echó el cierre la librería Colón, la más antigua de A Coruña, por un episodio con todo el aspecto de especulación inmobiliaria: los propietarios del edificio, en la céntrica calle Real, lograron en los tribunales la declaración de ruina y, con ella, provocaron el desahucio.
Ahora le toca a la librería más antigua de Vigo, la mítica Cervantes de Policarpo Sanz. Y en este caso tampoco tiene que ver la gratuidad de los libros de texto, sino por un motivo más próximo al que vació los anaqueles de la Colón de A Coruña. El cartel de Cerrado se va a colgar por grietas en el edificio, que no por malas cuentas en el negocio. De hecho, según la encargada del establecimiento, Clara Costas, las cosas no podían irles mejor en el aspecto económico.
En esto Costas coincide con la teoría del presidente de la Federación Galega de Libreiros, Xaime Corral, quien cree que el sector librero, tras un radical reajuste, comenzará a revivir. Quizá no con la fuerza que tuvo en la década de los 80, pero sí más adaptado a la realidad. "En Galicia tenemos el índice de lectura que tenemos", sentencia Corral.
Por eso la inmensa mayoría de los 300 establecimientos adheridos a la federación son librerías-papelerías. Es todo un síntoma de adaptación al nuevo escenario librero, en el que los best sellers dejan menos beneficios que las cartulinas para los niños de los colegios.
El cierre de la librería Cervantes de Vigo, sin embargo, tiene mucho de nostálgico: es la más antigua de la ciudad, la más céntrica hasta que abrió La casa del libro, en la calle Velázquez Moreno, propiedad de una cadena de la editorial Espasa Calpe. Pero una obra iniciada en el solar contiguo ha acabado por acelerar el final de la Cervantes. Clara Costas muestra las grietas de las paredes y señala: "Ese arco de ahí tuvimos que tapiarlo porque comenzó a moverse de sitio".
No tienen previsto abrir la Cervantes en otro lugar de Vigo, porque los propietarios hace tiempo que se hallan inmersos en un proyecto que, sin dejar los libros, busca nuevas vías de negocio. Se trata de la franquicia Nobel Espacio do Lector, que ya funciona en Vigo, Ourense y Vilagarcía. La de Vigo, de hecho, aún no tiene ni los carteles puestos, porque ha absorbido a una librería de la Gran Vía que se convertirá, explica Costas, "en una pequeña FNAC". Porque en Nobel no se venden sólo libros ni tiene previsto circunscribirse exclusivamente a Galicia.
Iniciativas como ésta son las que defiende Corral, quien intenta desmitificar el cierre de librerías: "Hay muchos motivos para un cierre, no nos engañemos. En Galicia hubo durante años una ligera inflación de puntos de venta. Además está la demografía, la competencia de las nuevas tecnologías y también el sector inmobiliario, que a veces hace buenas ofertas a los libreros por sus bajos".
A este cúmulo de motivos se unió hace algo más de dos años la gratuidad de los libros de texto auspiciada por la Xunta, que ha sido mortal para muchos negocios, alegan los libreros. Pero Corral huye de pesimismos: "Acabamos de poner en marcha un estudio que financiaremos la Federación y la Consellería de Industria e Innovación y que hará la Universidad de Santiago. Es el Proxecto de Reconversión do Sector Libreiro". Este proyecto permitirá buscar alternativas a una crisis librera "que se veía venir", reconoce Corral, quien también muestra su confianza en la Lei do Libro que se acaba de aprobar.
"Tenemos que asumir la competencia brutal que suponen otras alternativas de ocio, aparte de que los libros de texto van a seguir siendo gratuitos", recapitula Corral. Los propietarios estiman que los libros de texto suponían entre el 30 y el 60% de su facturación anual, y aunque los grandes espacios comerciales ya competían con ellos en estas ventas, la gratuidad fue la puntilla para muchas librerías.
Ahora no es tiempo de lamentaciones. La red librera gallega es enorme, mucho mayor que en otras comunidades autónomas, aunque cada vez quedan menos puntos de venta exclusivos de libros, a favor de las librerías-papelerías. Los nuevos tiempos exigen nuevas ideas. Como las de Corral. O la de los propietarios de la viguesa librería Cervantes.
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