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LIBROS & TECNOLOGÍA

Dos de cada diez librerías se han visto obligadas a cerrar

Dos de cada diez librerías se han visto obligadas a cerrar

No existen datos consolidados, pero la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal) estima que anualmente cierran 90 librerías por 75 que estrenan negocio. En Andalucía (una de las ocho comunidades que apuestan por la gratuidad de los libros de texto vía préstamo y reposición cada cuatro años) durante los últimos tres años han echado el cerrojo definitivo hasta un 20 por ciento de los puntos de venta. La situación es aún más preocupante si hablamos de las librerías de barrio. Allí, las ventas de libros de texto pueden alcanzar el 40 por ciento de la facturación anual. Hacen su agosto en septiembre, y con un único septiembre cuatrienal, los márgenes se estrechan hasta asfixiar en muchos casos la firme voluntad de sobrevivir a la crisis. Antes de que se propagaran los programas de gratuidad, las librerías ya sufrieron los estragos de un decreto aprobado en el 2000 autorizando descuentos ilimitados para el material escolar. Las grandes superficies fueron las máximas beneficiadas, ya que llegan a ofrecer rebajas de hasta el 25 por ciento porque lo que pierden con los libros lo recuperan en otros estantes. Pero las pequeñas librerías no pudieron oponer estrategias similares ante lo que la directora de Cegal, Michèle Chevallier, tilda de «competencia desleal respaldada por la ley». Y así, mientras los libreros hacían malabarismos para conservar a su público, la fiebre de los libros gratis se extendió. «La pérdida ha sido tremenda. Hay muchas librerías que necesitan el libro de texto para sobrevivir», dice José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto (Anele). «Muchas han cerrado en silencio y otras se han visto obligadas a reconvertirse», explica Chevallier.

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