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LIBROS & TECNOLOGÍA

La aventura de leer

La aventura de leer

EL verano ha comenzado y con él las ansiadas vacaciones escolares. Atrás quedaron los madrugones, las clases de matemáticas y los cuadernillos de caligrafía. Es tiempo de descanso, de diversión y... de vivir mil aventuras leyendo cuentos. Hasta septiembre los libros de texto deberían ceder el testigo a los cuentos y a las historias fantásticas, sin embargo, hay muchos niños que identifican la lectura con estudiar y la abandonan durante las vacaciones estivales perdiendo destreza para afrontar en septiembre el nuevo curso.

«La lectura debería formar parte de las vacaciones tanto como nadar, correr en bicicleta o ir a la playa», afirma Isi Lleras, profesora de Educación Infantil en un centro escolar. «El concepto de libro como deberes escolares tiene que cambiar. Los pequeños no deberían descansar de leer, la lectura es un juego más y los niños nunca se cansan de jugar», comenta esta educadora, que desde hace diez años enseña las primeras letras a niños de cinco.

Inmersos de lleno en la era de la tecnología, los niños del siglo XXI ocupan su tiempo libre jugando con la PSP, viendo películas en DVD y escuchando música a través del iPod o del MP3; objetos impronunciables para los adultos que hacen las delicias de los más pequeños.

Modernos competidores

El tradicional libro tiene hoy más competidores que nunca, la televisión y los videojuegos le quitan mucho tiempo a la lectura, pese a ello, psicólogos y pedagogos aseguran que los libros nunca podrán ser sustituidos. «Las experiencias que los niños tienen cuando leen no las tienen con otro tipo de entretenimiento. Cuando los niños ven una película no tienen que imaginarse nada, se lo están dando todo hecho, sin embargo cuando leen un libro ellos crean el personaje a su manera, desarrollando de este modo su imaginación y creatividad», asegura Isi Lleras que además de docente es madre de dos niños de 12 y 16 años.

Frente a los nuevos 'enemigos'del la lectura, y a favor de los cuentos infantiles, los planes de fomento de la lectura impulsados por las distintas autonomías contemplan distintos proyectos para hacer extensiva la afición por la lectura. «Es importante inculcarles el hábito desde pequeños, contarles cuentos todos los días, acompañarles a medida que van aprendiendo y dar ejemplo leyendo incluso los mismos libros que ellos leen», sugiere la profesora. La literatura infantil puede complacer también a los adultos, un claro ejemplo de ello es la famosa saga protagonizada por el mago Harry Potter, que ha logrado encandilar a jóvenes y mayores. La 'pottermanía' ha conseguido, en gran medida, que la literatura infantil salga de la invisibilidad. Prueba de ello es la actual oferta española de libros infantiles y juveniles que supera ya los 10.000 títulos anuales. Ante tan amplia oferta se hace difícil elegir. En este sentido es bueno dejarse aconsejar por los libreros que se muestran siempre dispuestos a orientar sobre edades y temáticas.

Uno de los caminos más seguros para llegar a ser lector se inicia nada más nacer, cuando los bebés oyen las nanas, los cuentos, las canciones con que sus mayores pretenden dormirlos o entretenerlos; así van despertando a la imaginación, a los ritmos poéticos y a los sentimientos. Hoy día apenas se tiene tiempo para estas tareas placenteras, que requieren calma y paciencia. Los padres y madres trabajan todo el día, y a la caída de la tarde, cansados, no hacen el ánimo de contar una historia o de recordar un romance. Es posible que ni siquiera a ellos, padres jóvenes, les contaran cuentos, porque la cadena de transmisión de estos textos orales, propios del mundo de los niños, vigorosa desde la antigüedad, se rompió hacia la mitad del XX, con los inicios del estrés y de las lavadoras. Tampoco es ahora el tiempo de aquellas tatas de antaño, un miembro más de las familias, ni de los abuelos que vivían con sus hijos, que contaban historias a los niños de la casa y que sabían refranes y chascarrillos para cada ocasión.

La familia, primer eslabón

En la memoria de muchos niños y jóvenes tampoco será posible que quede fijada la imagen del padre o de la madre leyendo un libro, porque los padres, en general, no tienen tiempo ni sosiego para libros, y tendrían que robárselo a los espacios nocturnos de televisión, que predisponen a la pereza.

La oferta es variada, ya que para que los pequeños de entre 0 y 2 años vayan familiarizándose con el libro existen cuentos sin texto y con muchas imágenes. Los de goma, para jugar con ellos durante el baño; los de tela y los musicales son los más originales y demandados. A partir de los 5 años, los niños empiezan a aprender las primeras letras y a formar palabras, para ellos editoriales como SM y Edelvives comercializan libros de pictogramas, que combinan imágenes y texto, facilitando la comprensión a lectores primerizos. Una vez que los niños adquieren buena capacidad lectora, tienen todo un mundo de libros por descubrir. Los que versan sobre niños y travesuras reales identificables con la vida cotidiana, como la serie 'Kika Superbruja' o la de 'Junie B. Jones', suelen cautivar a niños de entre 6 y 12 años, mientras que la magia y la fantasía medieval deleitan a los adolescentes.

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